lunes, 16 de marzo de 2009

Sahaja Yoga - El Sagrado Río Ganges



Venerado como Gangá, el río es el epicentro espiritual de la India. Y es que el Ganges -¿o ya tendríamos que llamarlo la Gangá?- no es un simple caudal de agua. Para millones de indios y de bangladeshíes, el río es la Madre nutricia, el reflejo armónico del cosmos y hasta el prototipo de todos los demás ríos que existen en el mundo. Como muestra, oigamos uno de los múltiples mitos sobre el nacimiento o descenso de Gangá.

Dícese que, en una ocasión, el sabio Agastya se tragó el océano. Su intención era dejar al descubierto a los titanes que se ocultaban bajo el mar; pero con su acción, privó a la tierra del agua vivificadora. Se requería urgentemente el descenso de Gangá, el río celestial, una especia de Vía Láctea de la mitología índica. ¿Cómo conseguirlo? Mediante el ascetismo. Un piadoso monarca llamado Bhagíratha abandonó su palacio y partió hacia Gokarna, en la costa. Gracias al ardor ascético generado por sus penitencias, Bhagíratha logró convocar al Dios Brahma, quien prometió concederle un deseo. El soberano le pidió que permitiera descender a la Diosa Gangá. Brahma accedió, pero le indicó que eran imperativas la ayuda y la Gracia de Shiva. Temía que si el descomunal río celestial descendiera directamente sobre la Tierra, pudiera hendirla y partirla. Sólo Shiva podía amortiguar la caída de las aguas. Bhagíratha reemprendió sus penitencias, hasta que apareció el gran Dios. Impresionado por el poder ascético y la determinación del rey, Shiva accedió. Su cabello en tirabuzones recibió el primer impacto torrencial de Gangá. Las aguas serpentearon entre su maraña de rizos, como los bravos arroyos del Himalaya. Lentamente, descendieron hacia las llanuras de la India, portando la vida.

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