viernes, 4 de septiembre de 2009

Sahaja Yoga - Sai Baba de Shirdi



"Fue la última encarnación del Maestro Primordial o Gurú, que tuvo lugar hace unos 100 años, (...) Él fue realmente un profeta, habló de Sahaja Yoga e hizo mucho trabajo para Mí"

"Siempre que almas realizadas vengan a esta tierra, hablarán de lo mismo. Por eso hay tanta similitud, o diríamos, unidad. Todas estas personas, tanto Lao Tse, como Mahoma, Raja Janaka O Nanaka, todos dijeron lo mismo. ¿Dónde está pues la diferencia? Vemos que todas estas encarnaciones vinieron para hacer trabajos diferentes. Moisés vino para establecer el Vacío aquí en el centro. Todos estos Maestros Primordiales vinieron para hacer esto mismo, para establecer el equilibrio, por eso todos ellos hablaron de lo mismo."

Shri Mataji Nirmala Devi

¿QUIEN ERA ESTE SANTO DE SHIRDI?



Vestía como un musulmán pero vivía como un hindú en una mezquita. Vivía de la caridad, pero era tan generoso como un río.

“Aquellos quienes piensan que resido en Shirdi,
no conocen el verdadero Sai.
Sai no es este tres y medio pies cúbicos de cuerpo residiendo en Shirdi.
No tengo domicilio.
Por causa del Karma me enredé
y tomé este cuerpo.
El mundo es Mi morada.
Brahma es Mi padre
Maya es Mi madre.
Por su unión tomé este cuerpo."

Sobre las 08:00 de la mañana iría a cuatro o cinco casas en el pueblo y pedía limosna. Reuniría todo el pan (bhakri) en el rincón de su túnica y en un vaso los líquidos. Luego regresaría a una pequeña habitación de una vieja mezquita en ruinas, ofrecía su recompensa a los pájaros y animales, y luego comía el resto. Usaba una amplia túnica hasta que se hacía trizas. Algunas veces se le veía arreglando las partes rotas de la misma.

Sin embargo llevaba una vida espartana, no abogaba por la propia mortificación, renunciación, sanyas o austeridades. ¿Qué propósito serviría la penitencia si la mente permanece impura? Siempre estaba sonriendo, hablando, caminando o divirtiéndose. “¿Por qué alguien podría asustarse cuando estoy cerca? Dejen en Mí todas sus cargas… los placeres y dolores son un atributo del karma residual (Prarabdha).” Creía que el alma era esencialmente perfecta, que toda la esclavitud era impuesta. “¿Por qué preocuparse sobre el futuro? Tened cuidado de estar en el presente y futuro mismo.”

No dio sermones, no hizo rituales, no leyó libros. Se le daba con facilidad el Sufí, el musulmán o las escrituras sagradas del hindú. Aclararía profundamente el santo Corán, el Gita o el Upanishads. Incluso los sabios le consultarían. Sus enseñanzas eran de un nivel muy sutil, “permanezcan conmigo y practiquen el silencio; Yo haré el resto.”

Dirigía con facilidad los elementos, detenía la lluvia y el viento o vencía el fuego. Cuando en la bodega del pueblo negaron darle aceite para su lámpara de barro, echó agua y la encendió.

En 1911 cuando una plaga azotó a Shirdi, absorbió hacia sí mismo la enfermedad y salvo a todos. Cuando una madre vino a suplicarle por la salud de su hijo quien se había contagiado de la peste, absorbió la enfermedad, y el niño inmediatamente se recuperó. Tranquilizando a la madre, le mostró u bulto que de repente le había salido en su pierna, “He tomado la enfermedad de su hijo, no tengas miedo.” Era muy compasivo.

Su naturaleza era quitar los sufrimientos del karma de sus devotos para así facilitar su carga. Servir a sus devotos era considerado como servir a Dios. Conceder la vista a los ciegos, habla a los mudos y oído a los sordos, eran sucesos diarios en su Ashram. Una tarde asombró a todos por colocar Su mano en el fuego. Un devoto se apresuró y la retiró. Baba explicó que un niño sentado en el regazo de su madre había caído e el fuego y lo había rescatado colocando Su mano en el fuego. Incluso fue noticia por haber regresado a la niño a un bebe recién nacido. Sus bendiciones eran frecuentemente buscadas para problemas de fertilidad. Decía, “Doy a las personas lo que quieren con la esperanza de que comenzarán a querer lo que quiero para ellos.”

Sai Baba enseñó más por el ejemplo que por el sermón. Adoptaba un enfoque distinto para cada devoto. Nunca dirigió grandes audiencias y a veces hablaba en parábola. “No leer libros sino mantener el amor de Dios en su corazón. Cuando el corazón y la cabeza están en armonía; esto es suficiente.” Los devotos eran instruidos para la introspección, “¿Quién soy? Cuando veamos el Sí Mismo, el resto será revelado”.

Amaba y cuidaba a sus devotos como un Padre. Alentándoles y a veces corrigiéndoles. “Sinceramente respeto su determinación y perspectiva”. Era muy estricto en temas financieros y a los devotos no se les permitía pedir préstamos de dinero. Desanimaba las acciones que podían alimentar su ego.

Un devoto fanfarrón podía ser corregido, no de forma directa o agresiva, sino suavemente con amor. Es muy fácil vencer el orgullo de la riqueza, pero difícil deshacerse del orgullo de aprender, el de la sabiduría y la superioridad moral. Un devoto había desarrollado un ego por suponer que tenía un aire de conocimiento y los demás se reunían con él para obtener perlas de conocimiento. Esto molestó a Sai Baba y lo reprendió, “¿Cuándo estoy esperando aquí para darte todo el trozo del chal, por qué este mal hábito de robar un pedazo de la tela?” Insinuando que cuando la tierra está lista para sembrar, ÉL mismo conduciría al devoto. Un devoto nada alcanza buscando a través de un intermediario.

Rechazaba debates y discusiones en problemas metafísicos y los consideraba orientados al ego y vano. Además demostraban ser perjudicial para un estado de armonía interior.

Algún tipo de sensacionalismo como visiones, clarividencia o trucos eran considerados un impedimento para el ascenso espiritual. Un devoto quien había adquirido algunos poderes de percepción extrasensorial de un anterior falso gurú, se le dijo que renunciara a ellos.

Los pobres y oprimidos, viejos y enfermos eran todos bienvenidos a su mezquita. “Nunca despacho a alguien. Nadie viene sin un vínculo de deuda de un anterior nacimiento. Alguien que era retirado nunca pisaría de nuevo su umbral”. Un devoto quien insultaba a un visitante era regañado, “¿Eres consciente del esfuerzo que le lleva a una persona ascender hasta el nivel de esta mezquita? Insultándole equivale a insultarme.

Los devotos eran instruidos para ofrecer ayuda para una causa pública. Pero si uno no podía hacer algo, o no estaba dispuesto para hacerlo, entonces por educación era mejor declinar que burlarse. “Nunca pierda su carácter o presuma de su poder o riqueza.”

En una audiencia, una devota no podía soportar el hedor de la ropa de un leproso. El leproso le ofreció una rosa a la mujer pero ella mostró desprecio. Sai Baba observó la actitud de la mujer y llamó al leproso. Abrió el pequeño cesto donde guardaba la ropa el leproso y encontró algunas dulces ofrendas. Ofreció una a la mujer quien lo comió con humildad.

Se molestaba con aquel que ofendía a los niños y quería que todos tuvieran gran cuidado de ellos. Por servicios insignificantes pagaba generosamente. Ningún servicio se aceptaba gratis. No permitía que sus devotos se marchasen de Shirdi sin su permiso. Era su forma en que les probaba su fe. Siempre tardaba en marcharse para trabajar en beneficio de los devotos.

En cuanto a la comida no había restricciones, vegetarianos y no vegetarianos eran permitidos. Uno comería de acuerdo a la capacidad de su propia digestión.

Un devoto había estado insistiendo por un antiguo mantra. Sai baba dijo, “No susurro al oído del Gurú. Mi Gurú era un gran maestro lleno de amabilidad. No me pedía nada material. Sólo pedía dos cosas – verdad (nishta) y paciencia (saburi). Me cuidaba, como una tortuga nutre a su cría, por su simple vista. Nunca me inicio con un mantra, así que cómo puedo iniciarte con uno.”

No escribió ningún libro – todas sus enseñanzas eran orales. “Aunque la mente puede ser cambiante, no permita que sea impetuosa; aunque los sentidos están agitados, el cuerpo debería ser contenido. Por la constante meditación, introspección; amabilidad; oración y amor por Dios, los fallos humanos son superados.”

Sai baba falleció en 1918. Una disputa por su cuerpo surgió entre sus devotos hindúes y musulmanes. En la tradición hindú el cuerpo de un alma realizada es incinerado, ya que consideraban que ya había pasado por el fuego. Finalmente fue acordado incinerarlo cerca de ´wada`, y tanto wada como la mezquita serían abiertos para peregrinos de todos los credos.

¿Pero es este el homenaje para el cuerpo o el espíritu? La tierra regresa a la tierra. Todo lo que consiguió lo regaló. Cuando murió sólo mantenía 16 rupias. De este modo, otro gran sabio llegó y pasó por la sagrada tierra de la India. Tenía mucho que dar pero pocos los interesados.

Cuando se acercaba el fin de su viaje, lamentó:

“He envejecido cansado por las peticiones que las personas hacían por riqueza, esposa y niños. Nadie quiere el tesoro que tengo. Esperaré un tiempo y un día me alejaré silenciosamente.”

1 comentario:

  1. gracias por haberme permitido llegar a esta pagina,que tendra cambios significantes en mi persona

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